La situación no comenzó a cambiar mínimamente hasta los años 60, con el estallido del automóvil, pero cuando el sector turístico realmente comenzó a crecer fue con la creación de los primeros establecimientos de turismo rural, a mediados de los años 90 del siglo XX, momento en que también se crearon las primeras actividades especialmente dirigidas a los turistas. En 1996 varios agentes de la Garrotxa, públicos y privados, convinieron en la necesidad de crear una estructura que permitiera organizar el sector, y es así como nació Turisme Garrotxa.

Los primeros estatutos de la asociación ya mencionaban el concepto "turismo sostenible", muy pocos años después de que se acuñara esta denominación, y al mismo tiempo que la Federación EUROPARC trabajaba en la creación de la Carta Europea de Turismo Sostenible, una herramienta de trabajo que vio la luz cinco años después, con la Garrotxa como uno de los territorios piloto.

Entonces nadie sabía cómo acabaría aquella iniciativa que daba pautas a los destinos para acordar su estrategia de desarrollo turístico. Dieciséis años después, los buenos resultados alcanzados y el hecho de que cada vez son más los espacios naturales protegidos que se quieren aplicar sumar a esta herramienta, han demostrado su validez y eficacia para reforzar los espacios de encuentro entre el sector público y privado y por pactar el futuro del turismo en los destinos.

Sin la Carta Europea de Turismo Sostenible difícilmente se habrían podido alcanzar metes a la Garrotxa como crear una red de senderos, Itinerànnia, poner en valor del patrimonio cultural bajo la marca Garrotxa Cultour o fomentar la profesionalización y la mejora económica, ambiental y social de diversas empresas turísticas a lo largo de todos estos años.

Hoy en día Turismo Garrotxa dispone de una cincuentena de empresas especializadas en la oferta de naturaleza-activo, gastronomía y organización de reunions y eventos, dando el mejor servicio posible a todo tipo de operadores y agentes de viaje.