Cultura
10 Jul
4
Desde los inicios de la humanidad nos hemos movido a través de aquellos "pasos" que la geología y los bosques nos han permitido, y mediante ellos nos hemos comunicado entre los territorios. El gran geógrafo Pierre Vilar decía: «La naturaleza propone, el hombre dispone». Sobre estas primeras rutas "sugeridas", La evolución histórica y cultural ha hecho nacer casas, pueblos, ciudades, y la necesidad de construir cada vez más y mejores más perfectas infraestructuras viarias. En época moderna, una de las iniciativas más potentes fue la construcción del camí ral (o siguió, real) que salía de la ciudad de Barcelona, pasaba por Vic y Granollers, atravesaba el Collsacabra y bajaba en la Vall d’en Bas, para luego, desde Olot, trepar hacia la Vall de Bianya, llegar a Camprodon y subir hasta Molló y al Coll de Ares, donde desde el año 1659 (Tratado de los Pirineos) se había situado en la frontera con el reino de Francia. De este camino conservamos básicamente 2 tramos, que hoy han convertido en dos elementos imprescindibles del patrimonio y del turismo cultural y deportivo de la Garrotxa: la (mal llamada) "vía romana" de Capsacosta (construida entre 1683 y 1730), y el camino real o camino "del Grau" que unía Vic y Olot (hecho entre 1729 y 1731). De los años 90 hasta hoy, gradualmente los caminos antiguos han erigido como uno de los nuevos focos de interés cultural, tanto para los historiadores y arqueólogos como para las asociaciones lúdicas y deportivas de Nuestro país. Leer más
Autor
Miquel Àngel Fumanal Pagès - Patronat d'Estudis Històrics d'Olot i Comarca